Conocí la historia de Edith Stein cuando me encontraba cruzando el primer periodo de mi maestría en Bioética en octubre de 2019, me causo mucha curiosidad tanto su vida como la mirada que hacía a temas tan relevantes como la existencia, la relación entre los seres humanos y la relación con ese ser que llamamos Dios, tiempo después me encontraría leyendo su tesis fenomenológica completa sobre el problema de la empatía.
Edith Stein o también conocida por la iglesia católica con el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz, que adoptó al ingresar a la Comunidad Carmelo, fue una mujer que dedico su vida al servicio de otras personas, a partir de esta vocación se construyó sobre reflexiones de su propia vivencia en relación con el contexto, pero que además logra transpolar al campo científico a través de la combinación de una nutrida multidisciplinariedad entre las que se encuentran las artes (literatura y poesía), la filosofía como su principal doctrina, la psicología y la teología.
Esta mujer, desde sus roles como religiosa, docente, enfermera, activista política y escritora, logra armonizar las corrientes de los antiguos pensadores con un movimiento más flexible y liberal, dejando claros planteamientos sobre la existencia y la relación del ser humano con el otro, llevándola a pertenecer a grupos de influencia como el Círculo fenomenológico de Gotinga, la Asociación Prusiana por el Voto Femenino y el Partido Democrático Alemán.
Además de sus dos grandes escritos, tesis «Sobre el problema de la empatía» (1917) y su obra principal, Ser finito y Ser eterno (1936), cobra gran importancia la carta que escribe al Papa Pío XI anunciando los peligros que se avecinan sobre el pueblo judío, Alemania y la misma Iglesia Católica con la imposición Nazi, haciéndole un llamado a que la iglesia no debía quedarse en silencio, pues este le podría ser cobrado después, la carta fue escrita hacia el año 1933, no se conoce existencia de una respuesta del Papa, la carta fue conocida por el resto del mundo en el año 2003.
En este sentido, se percibe que sumado a la defensa por los derechos de las mujeres, también obtiene gran renombre en el contexto de la Alemania Nazi, pues siendo judía fue una de las víctimas de las leyes de Núremberg, las cuales la sometieron primero al exilio, luego al confinamiento y finalmente la muerte el 9 de agosto de 1942 en el campo de exterminio Nazi de Auschwitz, muerte que ella vislumbraba y para la cual se venía preparando de manera significativa y simbólica con el fin de dejar un mensaje sólido a la sociedad de su época y que fue enaltecido en los años recientes.
No es desconocido por la época en la que vivió que Edith Stein enfrento difíciles situaciones y obstáculos en su rol como profesional y científica, pero esto la motivaba a un más a no rendirse y a propagar su llama, aunque no se le permitía amplificar su voz como los hombres pensadores de su época, ella se dedicaba a la formación de mujeres, en una de sus muchas conferencias dejo este poderoso mensaje con el que quiero cerrar esté corto y pobre escrito sobre lo que fue la inspiradora vida de la filósofa Edith Stein:
“Las mujeres están capacitadas para ejercer otras profesiones aparte de la de esposa y madre, solo lo ha podido negar la ceguera carente de objetividad. La experiencia de los últimos decenios y en general también la experiencia de todos los tiempos lo han demostrado… no existe ninguna profesión que no pueda ser llevada a cabo por una mujer.”