De un tiempo para acá se viene hablando con mayor frecuencia de la empatía, se dice que una persona puede ser empática o antipática, se habla de empatizar con los clientes, empatizar con los seguidores, ser empático con los animales, con el contexto, pero ¿Qué es la empatía y por qué cobra tanta importancia?
Abordar el tema de la empatía es un trabajo arduo, este concepto viene estudiándose desde diferentes campos y corrientes por alrededor de dos siglos; en la cotidianidad se suele decir que empatía es “ponerse en los zapatos del otro”, pero no todos los pies son de igual tamaño y forma, así que no tendríamos la misma sensación que el dueño de los zapatos, ¿verdad?, partiendo de esto, el concepto se torna complejo, lo claro, para empezar a comprender lo que es empatía es que guarda una estrecha relación con el reconocimiento de las personas que tenemos frente a nosotros, reconocimiento que se da solo si comprendemos nuestro propio yo, debemos tener claridad de lo que nos producen los estímulos externos, la aprehensión de esas emociones es lo que nos permite conectarnos con el otro, suena algo enredado, así que vamos a ir dando orden al concepto.
De acuerdo con la neurociencia, la empatía tiene un componente biológico que se da a través de la regulación y trabajo conjunto de algunas áreas cerebrales, en este proceso cobran mucha importancia las neuronas espejo, en palabras sencillas, nuestro cerebro viene formado con la capacidad de leer, comprender y generar una conexión con las otras personas a través de la observación, vemos las acciones y emociones de las otras personas y las apropiamos para después reproducirlas ya sea en la misma o en diferentes situaciones. Adicionalmente, desde esta ciencia se habla de la existencia de distintos tipos de empatía, una empatía cognitiva y una emocional, es decir, que existen personas que son capaces de comprender lo que la otra persona siente, pero no de conectarse emocionalmente con ella, el autor Luis Moya en su libro La Empatía, señala que la empatía cognitiva podría ser un arma para manipular a los demás, incluso, escribe que esta empatía es la que puede ser usada por asesinos en serie para manipular a sus víctimas.
En consecuencia, el que la empatía tenga un componente biológico implica que existan personas que nazcan con una limitación para empatizar como es el caso de las personas con autismo, o que durante el transcurso de la vida se vea afectada su capacidad para empatizar como es el caso de las personas con trastornos de personalidad narcisista, antisocial y esquizofrenia, adicionalmente existen afectaciones como la depresión o ansiedad que influyen en el ejercicio empático, sin embargo, todas las anteriores condiciones y afectaciones pueden ser atendidas para favorecer la empatía, Luis Moya escribe que las personas que necesitan mejorar la empatía frecuentemente sufren rechazo social, por lo tanto, considero que el fomento de la empatía debe ser un ejercicio recíproco.
En cuestión del sexo, hablando de la empatía emocional, al parecer las mujeres son más empáticas que los hombres, lo anterior, debido a la llamada “hormona del amor” u oxitocina, que dispone al cerebro de la mujer para que sea más empático, otro factor es que el cerebro de las mujeres tiende a ser más reactivo que el de los hombres cuando se observa el dolor en otras personas, agregado a esto se encuentra entonces el factor contexto y vivencias, vemos que la sociedad se encarga de reprimir ciertos sentimientos de los hombres para darles una figura de fuerza, y esto va en detrimento de la empatía. “Si no pueden expresar y reconocer adecuadamente sus emociones, es difícil que lo hagan con las de otras personas”. (Moya, 2018)
Ahora bien, el ser humano también tiene una parte no biológica o subjetiva, desde la psicología y la filosofía se piensa que la empatía es modificable a partir de las vivencias de la persona, de su historia de vida y el contexto que la rodea, por lo tanto, debemos saber y aceptar que no con todas las personas lograremos empatizar, para lograr la empatía se debe tener un vínculo, una identidad compartida (raza, género, cultura, ideología, etc.), o una vivencia originaria como las llamo Edith Stein en 1917, las vivencias originarias son experiencias que tengo en mi propia vida y que son significativas para conectarme con el otro, estas vivencias son las que nos van formando, puesto que dentro de nosotros estas vivencias se transforman en emociones y eso construye nuestra conciencia subjetiva; Edith Stein también hablaba de unas vivencias no originarias que son las que experimenta la otra persona, son de ella y cuando logro captarlas se empatan con las mías, por eso entiendo lo que el otro está viviendo, se puede decir entonces que la empatía es el empate de vivencias originarias entre dos personas.
Aquí aparece el primer punto clave, empatizar es conectarme con la vivencia del otro, no hacerla mía, de hecho, nunca podremos saber o sentir exactamente que está sintiendo la otra persona. ¡Importante!, cuando hago mía la vivencia de la otra persona estoy simpatizando con ella y esto no favorece a ninguna de las dos partes, cuando simpatizas no puedes ayudar a la otra persona, es como tratar de ayudarla a salir de un hoyo estando adentro con ella.
¿Cómo se da entonces la empatía?
De acuerdo con los planteamientos de Edith Stein en su tesis Sobre el Problema de la Empatía, el ejercicio empático se desarrolla a través de tres pasos:
El primero es la percepción de la vivencia en la otra persona, la lectura que hago a partir de la observación.
El segundo es la inmersión en la subjetividad ajena, o en otras palabras, cuando interiorizo la vivencia de la otra persona.
El tercero es cuando retorno a mi propio yo, cuando me hago consciente de que la vivencia no es mía, pero aun continúo impregnado esa la vivencia ajena.
¿Por qué es tan importante la empatía?
La importancia de la empatía para la humanidad radica en que garantiza la supervivencia, la empatía promueve el respeto y cuidado de las otras personas, cuando las personas son empáticas, son conciliadoras, evitan significativamente cualquier tipo de violencia, tienen mayor control de sus emociones en situaciones límite y están dispuestas a ayudar a otras.
Referencias
Maza, M. de la. (s.d.). Edith Stein, la profundidad espiritual, filosófica y heroica de una santa para nuestro tiempo | Teología y espiritualidad de la Iglesia. Recuperado 5 abril 2023, ab https://www.humanitas.cl/teologia-y-espiritualidad-de-la-iglesia/edith-stein-la-profundidad-espiritual-filosofica-y-heroica-de-una-santa-para-nuestro-tiempo
Moya, L. (2018). La Empatía. Plataforma Editorial.
Stein, E. (2004). Sobre el problema de la empatía. Editorial Trotta.